Multiplicación sobrenatural para ti

Hebreos 11:6
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que existe, y que recompensa a los que lo buscan.”

A Dios no solo le agrada que lo busques, le agrada cuando lo haces creyendo que Él es bueno, generoso y que recompensa.

Eso fue lo que vivió Rut. Ella no era israelita. Pero decidió confiar en el Dios verdadero, y no solo fue recibida, sino recompensada. Dios la guió al campo correcto, le proveyó con favor, la redimió a través de Booz y la levantó tanto que llegó a ser parte del linaje de Jesús.

Ese mismo Dios sigue recompensando hoy.

¿Te acuerdas de Pedro? Su barca estaba vacía. Había trabajado toda la noche y no pescó nada.
Pero vino Jesús, le pidió prestada la barca para predicar, y Pedro se la dio.
Cuando terminó de usarla, Jesús le dijo: “Ahora ve mar adentro y lanza la red.”
Y lo que pasó después fue sobrenatural: la pesca fue tan abundante que rompió las redes y casi se hunde el barco(Lucas 5:1–11).

Así es nuestro Dios. Si Él te pide prestado algo —tu tiempo, tu talento, tu barca—, nunca te lo devolverá igual. Siempre volverá a ti bendecido, ungido y multiplicado.

Tal como pasó con el niño que entregó su pequeño almuerzo: cinco panes y dos peces.
Era poco, sí. Pero en manos de Jesús, alimentó a miles, y sobraron doce cestas. (Juan 6:1–13)

Amado, cuando le das a Dios, no estás perdiendo. Estás sembrando en terreno fértil.
Tu semilla no se va, se transforma: en oportunidades, en provisión inesperada, en ideas, en salud, en puertas abiertas, en gracia sobrenatural.

Hoy cree esto: “Lo que pongo en manos de Dios, vuelve a mí multiplicado.”
No por obligación. No por manipulación. Sino porque ese es Su corazón: recompensar a los que lo buscan.

Pensamiento del día
Lo que pongas en manos de Dios, Él te lo devolverá bendecido, ungido y multiplicado.

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